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20 de mayo 2024

1 de noviembre 2023

¡Que alguien me explique!

Falta de seriedad frente al drama

Es inaudito lo bajo que ha caído el presidente Andrés Manuel López Obrador al sobre politizar la tragedia que dejó el huracán Otis en Acapulco

Por Ramón Alberto Garza

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Es inaudito lo bajo que ha caído el presidente Andrés Manuel López Obrador al sobre politizar la tragedia que dejó el huracán Otis en Acapulco.

La última ocurrencia de Palacio Nacional es la propuesta de destinar los 15 mil millones de pesos de algunos fideicomisos del Poder Judicial de la Federación para la reconstrucción del puerto.

La respuesta de la Ministra Presidenta, Norma Piña, no se hizo esperar y dijo que habría que sentarse a debatir las posibilidades de esa propuesta. Pero nada más. Nada de que aceptaba ceder esos recursos.

Y la razón es muy simple: los 15 mil millones de pesos son de un fideicomiso que resguarda las pensiones de los miles de trabajadores del Poder Judicial. Hacer eso significaría que, mañana, el presidente propusiera que las Afores de todos los mexicanos se destinaran a la reconstrucción de Acapulco. ¿Con qué derecho se regalarían los ahorros para el retiro de millones?

El hecho de que la Ministra Presidenta, Norma Piña, dejara en su mensaje muchos asegures, no significa que haya cedido esos fondos propiedad de los trabajadores.

A ver, ¿por qué no propone el presidente López Obrador usar los 100 mil millones del fideicomiso del Tren Maya para darle prioridad, no a una de sus obras insignia, sino a la vida de cientos de miles de guerrerenses?

Pero este último desliz solo viene a sumarse a la serie de infortunios y galimatías que el inquilino de Palacio Nacional hace sobre el dolor ajeno.

¿Alguien cree que fue afortunada la frase presidencial del “No nos fue tan mal”? Decirlo desde la comodidad del despacho presidencial es muy distinto a ir a repetirla en suelo acapulqueño, en medio de la sed, el hambre y la desgracia de quienes perdieron todo lo que acumularon con sacrificio a lo largo de su vida. Casa, muebles, ropa, enseres, documentos.

Lo que el mandatario tendría que dar es un reporte detallado de la dimensión de la tragedia. Acelerar los censos de número de damnificados, casas destruidas, hoteles dañados, calles y avenidas destruidas, impacto de la falta de telecomunicaciones, para cuantificar el costo que tendrá que salir, no de las pensiones del Poder Judicial, sino de fondos extraordinarios o empréstitos especiales.

Lo que sí está claro es que el diletante le está ganando al Jefe de Estado. De lo que no hay duda es que no existe una dimensión clara del tamaño del drama y de la profundidad de la tragedia. Los reclamos de los ciudadanos frente a la menor provocación de alguna cámara de algún medio o de algún teléfono celular son dramáticos, sacuden el corazón y sacan a flote la impotencia de ver cómo a un gobierno se le escapa la crisis, entre los dedos de su ineficiencia para reaccionar.

Peor aún es ver al líder de una nación naufragar en el momento más crítico, -en the finest hour– en un mar de dimes, diretes, provocaciones y acusaciones, sin acertar en darle prioridad a lo auténticamente urgente, que es acelerar la acción del gobierno para contener el drama y la angustia de quienes hoy no alcanzan a tener la certeza de un futuro.

Ojalá que la Ministra Presidenta, Norma Piña, deje en claro hoy que no corresponde a ningún poder decidir sobre las pensiones de los trabajadores y que el presidente López Obrador entienda que, más que hablar, hablar y hablar, lo urgente es hacer, hacer y hacer. Más seriedad frente al drama, Señor Presidente.

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