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¡Que alguien me explique!

Sheinbaum en Palacio

A menos que haya acudido para darle mantenimiento a su “bastón de mando” con el dueño del taller, no se explica la sorpresiva visita de Claudia Sheinbaum, ayer martes, a Palacio Nacional

Por Ramón Alberto Garza

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A menos que haya acudido para darle mantenimiento a su “bastón de mando” con el dueño del taller, no se explica la sorpresiva visita de Claudia Sheinbaum, ayer martes, a Palacio Nacional.

¿Como para qué acudió la precandidata de Morena a verse con el presidente Andrés Manuel López Obrador? Debió ser algo en extremo delicado para que importara muy poco que se despertaran nuevos cuestionamientos de la dependencia de Sheinbaum con el inquilino de Palacio Nacional.

Pudieron enviarse una nota, pudieron hacerse llegar el mensaje a través de enviados, pero no. El asunto debió ser tan delicado que ameritaba verse personalmente, con todas las consecuencias que eso implica.

Porque en poco o nada le ayuda a la precandidata de Morena el que diga que la mandaron llamar. ¿Para qué? Y si ella fue la que solicitó la audiencia, ¿con qué fin? ¿Cuál es el conflicto que amerite brincarse las formas para que con esa visita se insista y se confirme que el jefe del comité de campaña de Sheinbaum despacha en Palacio Nacional?

En los momentos en que la precandidata de Morena apenas está sorteando los cuestionamientos de que le boicotearan la candidatura de Omar García Harfuch, esta reunión con el presidente López Obrador vuelve a enturbiar el sentido de autonomía de quien se supone ya dispone del “bastón de mando”.

No hay que olvidar que, en las últimas semanas, el ala radical de la izquierda de Morena se ha encargado de recordarle, una y otra vez a Sheinbaum, quiénes tienen el poder y quiénes no.

Desde el orquestado vacío del Estadio Azul, pasando por la imposición de Clara Brugada -17 puntos abajo de García Harfuch en las encuestas- hasta las frustradas promociones de los precandidatos de Adán Augusto López o de Manuel Velasco, en Tabasco y Chiapas, todo se ve frustrado por la contracorriente. Incluyendo el supuesto apoyo de Ebrard, quien fue el gran ausente en el arranque de la precampaña.

Demasiadas razones tiene Claudia Sheinbaum para acudir a ajustar los alcances del “bastón de mando” en Palacio Nacional. Mejor ahora que todavía no se inicia oficialmente la campaña, que cuando ya esté a tambor batiente.

Y para el inquilino de Palacio Nacional, los cuestionamientos no son menores. Si recibe a Claudia Sheinbaum, ¿haría lo mismo con Xóchitl Gálvez o con Samuel García?

Y si él fue quien convocó a la precandidata de Morena, ¿cuál fue la urgencia de hacerla ir hasta Palacio Nacional, sin cuidar las formas, con todos sus asegures?

Esto es, apenas, un aperitivo de lo que podríamos ser testigos durante la larga campaña política que se nos avecina. La de ver un “bastón de mando” que tiene que volver de cuando en vez a su dueño, para que le dé su afinadita.

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