Compra “mafiosa”

Como si al gobierno de la Cuarta Transformación le sobrara el dinero, el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció que le comprarán una autopista concesionada al empresario Carlos Slim.

El desembolso del gobierno de la 4T le colocará, al menos, 13 mil millones de pesos de nuestros impuestos en los balances del empresario más rico de México. Como si le hicieran falta. Como si en México no existieran cientos de otras prioridades más allá que engrosar los bolsillos de Slim.

Ya lo salvaron de la pifia del hundido Aeropuerto de Texcoco y, con nuestros impuestos, pagaremos ese error y esa corrupción por 30 años. Se le creó su “AEROPROA”.

También le perdonaron a Carlos Slim la negligencia de su constructora en la tragedia de la Línea 12 del Metro, que él construyó, y de la que se auto juzgó inocente. Nadie lo sentó a rendir cuentas.

Lo que es peor, lo premiaron con entregarle el tramo más costoso del Tren Maya, con una inversión de 18 mil 500 millones de pesos para su constructora CICSA. En otro tiempo no habría calificado para construir una nueva vía, después de que se le colapsó la última que había hecho.

Sus negocios energéticos con Pemex van viento en popa, con la adquisición de su participación en Talos y el control del yacimiento Zama, donde tendrá participación en el 10 por ciento de la producción petrolera nacional.

Y hasta le están desmantelando los organismos autónomos, como el Instituto Federal de Telecomunicaciones y la Comisión Federal de Competencia, para que vuelva a disfrutar a perpetuidad de la dominancia que nunca ha dejado de ejercer frente a sus competidores.

Pues, ahora, se trata de comprarle la autopista Mitla-Tehuantepec, de 169 kilómetros, y que la constructora Ideal recibió en concesión para su construcción y operación como una obra de asociación público-privada.

El negocio ya lo hizo Slim al construir la autopista, que por cierto el domingo fue inaugurada, pero todavía no está terminada. El acto fue aprovechado por el presidente López Obrador para anunciar que le van a comprar al magnate lo que se había comprometido a operar para recuperar su gasto a lo largo de 20 años.

Pero está claro que, con un tránsito de apenas 4 mil autos diarios, sorteando poblaciones que apenas totalizan 450 mil habitantes, no se recupera lo invertido. La solución: “Que me vuelva a rescatar el Gobierno”.

¿Acaso con esos 13 mil millones de pesos no podrían mejorarse los tratamientos para los niños con cáncer que tanto se han regateado? ¿O reabrir las guarderías que les cerraron a miles de madres de familia que trabajan y que hoy no tienen con quién dejar a sus hijos? ¿O quizás construir cinco o seis carreteras de dos mil millones de pesos en distintas regiones del país?

La verdad que nadie encuentra en dónde está el negocio para el gobierno de la Cuarta Transformación, de comprar una carretera ya concesionada, de peaje, cuando hay cientos de prioridades antes que sacar de su “problema” al hombre más rico de México.

Pero si hace apenas seis años, Carlos Slim era calificado por el propio Andrés Manuel López Obrador como el capo mayor de lo que el hoy presidente bautizó como “La Mafia del Poder” y ahora los mejores negocios de su gobierno se hacen con ese “mafioso”. La conclusión es clara.

Carlos Slim no cambió y continuó beneficiándose a través del poder que le da su dinero para crecer su fortuna y su influencia. El que cambió fue el gobernante que acabó aceptando hacer negocios con el que él mismo llamaba “mafioso”. La pregunta es: ¿A cambio de qué?

Y todavía, el presidente López Obrador defiende la compra diciendo que se hará “sin ganancias excesivas, pero razonables”.  ¡Pero si le compraron de contado lo que iba a recuperar en abonos!