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¡Que alguien me explique!

En el espejo de Honduras

Juan Orlando Hernández, el todopoderoso de Honduras, fue hallado culpable de conspiración con narcotraficantes y uso de su autoridad sobre la fuerza policial y militar para permitir el ingreso a Estados Unidos de toneladas de cocaína

Por Ramón Alberto Garza

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El hermano del presidente es acusado de reunirse con Joaquín “El Chapo” Guzmán, donde recibió fuertes sumas para financiar su campaña presidencial…

De ese dinero, un millón de dólares fueron entregados al mandatario por su hermano, quien fue enviado a juicio en Estados Unidos por sus vínculos con el capo en jefe del Cártel de Sinaloa.

El presidente de inmediato descalificó lo dicho por su hermano y acusó que los alegatos eran falsos, absurdos y ridículos… esto es menos serio que “Alicia en el País de las Maravillas”. Y alegó que toda era una trama fincada en reportes de medios de comunicación y en testimoniales de narcotraficantes y de asesinos confesos.

No, no estamos hablando de “ya saben quién”, sino de Juan Orlando Hernández, el ex presidente de Honduras quien dejó la Presidencia en 2022 y en 2023 fue detenido y luego extraditado a los Estados Unidos tras darse a conocer informes de la DEA que revelaron sus presuntos vínculos criminales con el Cártel de Sinaloa, a quienes habría ayudado con la policía y el ejército hondureños para enviar 500 toneladas de cocaína a los Estados Unidos.

Tras su detención se giró la orden de extradición, se le sometió a juicio en Estados Unidos y ayer viernes, Juan Orlando Hernández, el todopoderoso de Honduras, fue hallado culpable de conspiración con narcotraficantes y uso de su autoridad sobre la fuerza policial y militar para permitir el ingreso a Estados Unidos de toneladas de cocaína.

La sentencia, que sacude a la clase política latinoamericana, se da en medio de las informaciones de ProPublica y The New York Times en las que se acusa al presidente Andrés Manuel López Obrador de haber recibido millones de dólares del Cártel de Sinaloa, presuntamente para financiar su campaña presidencial del 2006.

Al igual que el ex mandatario hondureño, hoy convicto, el inquilino de Palacio Nacional atacó a los medios de comunicación que promovieron las investigaciones e incluso exhibió, públicamente, información confidencial de Natalie Kitroeff, la corresponsal del New York Times, en un acto que fue condenando a nivel internacional.

El presidente López Obrador está hoy bajo el fuego de investigaciones que intentan demostrar que sus relaciones con el Cártel de Sinaloa iban más allá de hablarle con respeto “al señor Guzmán Loera”, de ir a saludar a la madre del capo a la sierra de Badiraguato y de dejar en libertad a Ovidio Guzmán cuando fue capturado en octubre de 2019, en lo que se conoció como “El Culiacanazo”.

Esas investigaciones incluyen el explosivo Caso Carmona y el huachicol fiscal -revelado por Código Magenta- en el que miles de millones de pesos de combustibles, que fueron contrabandeados desde Estados Unidos, sirvieron para financiar campañas de entidades en donde se asientan fuertes enclaves del narcotráfico, como Sinaloa y Tamaulipas. En ese entramado criminal habrían participado prominentes líderes morenistas como Américo Villarreal, hoy gobernador de Tamaulipas, y Mario Delgado, líder nacional de Morena.

La abundancia de información, -que el presidente López Obrador reitera que no tiene fundamento, como lo dijo en su momento su homólogo de Honduras- abrió las puertas para que al mandatario mexicano se le etiquetara en las redes sociales con el hashtag de #NarcoPresidente.

Y si alguien duda que la sentencia de ayer viernes al ex presidente de Honduras tiene mensaje, que escuche con atención lo dicho por Anne Milgram, la directora de la DEA.

“Cuando el líder de Honduras y el líder del Cártel de Sinaloa trabajan mano con mano para enviar drogas mortales a comunidades norteamericanas, ambos merecen rendir cuentas en Estados Unidos… Este caso debe enviar un claro mensaje de que nadie está por encima de la ley ni más allá de nuestro alcance”.

Por lo pronto, el presidente López Obrador ya ratificó ayer que no asistirá a la próxima Cumbre de Líderes de América del Norte, en la que se reunirían los presidentes de Estados Unidos, Canadá y México. Los mensajes, de allá para acá y de aquí para allá, están claros.

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