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¡Que alguien me explique!

La Última Cena

La Última Cena del lunes fue ya el primer aviso de que el Viacrucis para seleccionar al Elegido ya arrancó. Uno será el que se siente a la derecha del Mesías de Palacio Nacional. Los otros tres acabarán crucificados

Por Ramón Alberto Garza

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El presidente Andrés Manuel López Obrador convocó, cual Mesías, a una última cena a sus cuatro apóstoles “corcholata”.

Después de compartir el vino y el pan, fueron anunciados de que la semana próxima, sus discípulos Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard, Ricardo Monreal y Adán Augusto López tendrían que dejar sus cargos en el gabinete, en la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México y en el Senado. El que no lo hiciere será crucificado por el sanedrín de Morena y condenado a no ser tomado en cuenta para ser el Mesías Nacional para la candidatura presidencial de Morena 2024-2030.

Nadie esperaba el cónclave nocturno del lunes por la noche. Uno a uno fueron apareciendo, a las puertas del restaurante de la librería Porrúa, los elegidos. Ninguno, ni el presidente López Obrador, se atrevieron a revelar el motivo de la reunión. Como Pilatos, todos se lavaron las manos.

Debimos esperar a que alguno de los asistentes filtrara, ayer por la mañana, los detalles al periódico español El País. Gracias a esa “traición”, nos enteramos de que el Mesías de la Cuarta Transformación les pidió a sus discípulos que aprendieran de los Evangelios Electorales del domingo anterior. El de Santa Delfina Gómez y el de San Armando Guadiana.

La maestra postulada por Morena pudo mantener la unidad en el Estado de México y, gracias a eso, resucitó después de haber sido derrotada y sepultada en 2017 por Alfredo del Mazo. Santa Delfina mandó al Santo Sepulcro al Grupo Atlacomulco y ahora será ella quien escriba los evangelios del Grupo Texcoco. Despachará como gobernadora.

San Armando Guadiana, en cambio, no logró la misma unidad en Coahuila. Dijo que como moderno Judas se le apareció Ricardo Mejía, de la mano del Partido del Trabajo. Nunca entendió por qué el Mesías de Palacio Nacional les dio luz verde a sus rivales. Gracias a esa división, el aliancista Manolo Jiménez los superó casi por tres tantos en la votación final y, gracias a eso, el ex alcalde de Saltillo ascenderá a los Cielos del poder, mientras San Armando Guadiana descenderá a los infiernos de la derrota y no podrá descansar en paz en los sepulcros carboníferos de Coahuila.

Pero, en la Última Cena del lunes, se dictaron las Sagradas Escrituras que definirán las reglas del juego para elegir al candidato de Morena.

Y por el Evangelio de San Andrés nos enteramos que, el apóstol que busque ser candidato, tendrá que renunciar tan pronto como la próxima semana. No quedó claro si se va a permitir que más allá de las cuatro “corcholatas” puedan renunciar e inscribirse cualquier otro integrante del gabinete o del poder legislativo.

Por lo pronto, San Gerardo Fernández Noroña ya acusó traición y dijo que no fue convocado a la Última Cena.

De acuerdo al viacrucis oficialmente fijado por el mismo presidente López Obrador, el próximo domingo se definirán las reglas sobre la encuesta, la fecha de su aplicación y el texto de la pregunta con la que se definirá quién será el Elegido.

Alfonso Durazo, presidente del Consejo Nacional de Morena y Mario Delgado, presidente nacional del partido, serán los Guardias Pretorianos que sancionarán el proceso hasta que el pueblo bueno y sabio decida el “¡Tú lo serás!”.

Y no acababan de filtrarse ayer los detalles de la Sagradas Escrituras morenistas cuando el apóstol Marcelo Ebrard anunció por la tarde que, el próximo lunes 12, acatando los designios de El Mesías de Palacio Nacional, presentará su renuncia como Canciller.

Sin sorprenderse, otro apóstol -Ricardo Monreal- declaró que no le extrañaba la renuncia anticipada de Ebrard, pero sentía que se había adelantado en el lavatorio de pies. Que él, Monreal, esperaría a ver con detalle las reglas de la Anunciación del domingo para quitarse las sandalias de líder morenista en la Cámara Alta.

Los otros dos apóstoles-corcholata -Claudia Sheinbaum y Adán Augusto López- no emitieron posicionamiento alguno. Guardaron voto de silencio.

Sea como fuere, la Última Cena del lunes fue ya el primer aviso de que el Viacrucis para seleccionar al Elegido ya arrancó. Uno será el que se siente a la derecha del Mesías de Palacio Nacional. Los otros tres acabarán crucificados.

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